Una pequeña anecdota.
Recientemente me tocó vivir una experiencia muy interesante mientras hacía audio en vivo para una iglesia.
El grupo de adoración de la iglesia realizo su soundcheck y empezaron a practicar los temas para su servicio
.
Los instrumentos comprendían: Batería, bajo, guitarra eléctrico, guitarra acústica y tres voces.
Durante el proceso verifique la microfonía, la ganancia, ecualización, procesos dinámicos y llego a un punto donde todo lo que pude haber hecho para que la agrupación sonara bien ya lo había hecho, sin embargo, sentía que algo estaba pasando, o algo estaba faltando, sentía que podrían sonar mejor.
Resulto que ellos ese día tenían una agrupación invitada a tocar una canción, y previo al servicio y como última prueba de soundcheck subieron a tocar el tema.
No toque la consola, no toque ningún micrófono, la agrupación invitada conecto sus instrumentos y empezaron a tocar.
Todo sonó en su lugar, sonó como pensé en ese momento, un reloj suizo, como engranajes en perfecta sincronía, desde la calidad de arreglos, dinámica musical, y sincronía que permiten que se escuche tight toda la agrupación.
Al terminar su canción el grupo invitado como soundcheck una chica de la iglesia me pregunta sorprendida.
¿Por qué ellos sonaron así tan bien? ¿Qué hiciste en la consola?
Yo respondí. Nada. No toque nada.
Y ante varias preguntas de la misma índole entendí y puedo responder claramente que mi trabajo tiene un límite y es simple.
Yo solo amplifico lo que sucede en la tarima.
Y en caso del estudio, yo solo documento lo que sucede en la sala de grabación.
¿Porque es importante estar claro de esta noción?
Hoy en día con tanta tecnología, herramientas avanzadas y equipos muchas personas creen que nuestro trabajo es fácil, creen que somos magos, brujos o santos que hacemos milagros.
Estos mitos estipulan que, si un musico sin experiencia, disciplina, dedicación, oído, y con cualquier tipo de carencia puede ser mágicamente procesado y transformado en un músico profesional listo para hacer millones con un single.
Y el problema de este mito es grave cuando sabemos que no solo se maneja dentro de los músicos y el público general, sino que también muchos productores aficionados han crecido con tutoriales de Internet, plugins, tips y trucos mágicos para hacer producciones super mega profesionales a fuerza de procesos y herramientas digitales olvidando por completo la esencia de nuestro trabajo.
Documentar una eventualidad musical sublime y elevarla para presentarla en un producto perdurable capaz de transmitir emociones.
Si entendemos claramente la esencia de nuestro trabajo podemos verlo de manera mas simple con la siguiente analogía.
Siempre digo que, si quieres hacer una torta de cumpleaños o cualquier plato culinario para el efecto de esta analogía, debes tener todos los ingredientes frescos.
No puedes pensar que el cocinero es un mago o brujo que, si le llevas huevos podridos, canela usada sin ningún gusto, mantequilla de la peor calidad y una harina sin levadura, el Cheff mágico en cuestión va a hacer una torta de cumpleaños que va a saber a gloria.
Podrá disimular un poco el sabor a huevo podrido con elementos como vainilla, azúcar, limón rallado etc. Podrá adornar la torta de cumpleaños de manera magistral a punto de que se vea decorativamente atractiva, pero al probar un bocado, sabrás que algo no está bien en el mejor de los casos de que el Cheff haya hecho un trabajo increíble de disimulo entre tantos ingredientes en condición crítica.
Por lo tanto siempre estoy atento a las posibilidades del artista y que ingredientes trae para hacer su música y le digo claramente, necesito que como músico hagas tu trabajo, si eres vocalista y no afinas estamos mal, si eres baterista y no puedes llevar el tempo del tema o mantener consistencia en los golpes estamos mal, si eres bajista y no tienes consistencia en el touch y buenas pisadas en los trastes de tu instrumento estamos mal, si el guitarrista no es capaz de lograr un tono de guitarra de acuerdo a la producción y ejecutar como se debe estamos mal.
No somos magos.
No somos magos, brujos ni santos, necesitamos que el músico o artista haga su trabajo para poder documentar esa magia que viene desde la fuente de sonido hacia el micrófono. Ahí es de donde viene la verdadera magia y una vez que obtenemos ese momento tan significativo capaz de generar sensaciones debemos elevarlo.
¿Pero cómo? ¿Con procesos?
Con criterio, si la grabación tiene una carga emocional y un sonido sublime producto de la combinación de fuente y microfonía adecuada es nuestro trabajo y responsabilidad la toma de decisiones que permitirán elevar o destruir lo logrado en la grabación.
En términos generales quiero compartir con claridad la verdadera esencia de nuestra labor como productores, esa
esencia que nos permite lograr grabaciones sublimes que tocan las emociones.
En el estudio documentamos lo que sucede en la sala de grabación y en el campo del audio en vivo amplificamos lo que sucede en la tarima.
Si el artista y los músicos hacen su trabajo bien hecho nuestro trabajo fluye hacia un fin común, elevar la música.
Diego Gutierrez.
Excelente reflexión. Siempre pensé que lo más importante para lograr una buena producción (ya sea presentación en vivo o grabación) era principalmente la microfonía, jajaja, pero no, tiene Ud. razón amigo, la fuente no son los mics, son los músicos!!! ��
ResponderBorrar